Niña que creciste libre
En el campo entre amapolas y margaritas blancas
Te escondías a jugar
Entre la verde cebada,
Perseguías mariposas,
Siempre corriendo descalza
Sobre la tierra arada,
Parecía una alfombra mágica,
Maravillosa cuando en ella pisabas
Desprendía tal fragancia
Que hasta el alma te llegaba.
Te encontrabas tan feliz,
Soñabas con príncipes
Y con hadas,
Que te llevaban volando
Con ellos a tierras muy lejanas.
Siempre estabas protegida
Por tus padres,
Que te adoraban.
Para tu padre, tú eras
Siempre su paloma blanca,
De todo te consolaba,
Pues tus hermanos mayores
De ti se burlaban,
Te llamaban pecosa, larguirucha y flaca.
Paso tu infancia feliz
Y mirando hacia atrás,
Me suelo preguntar,
¿Qué fue de aquella niña
Tan larguirucha y tan flaca?
Con sus hermosas trenzas
Y verde mirada,
Que corría descalza
Sobre la tierra arada.
Esa niña se quedó en el olvidó,
Entre sueños atrapada .
Con todo mi cariño para ti
Mi hermosa hada
ALBA
jueves, 27 de enero de 2011
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1 comentario:
Preciosa poesía Alba, espero que sigas siempre con esa sensibilidad que a veces quieres disfrazar, pero a mí te será difícil engañar.
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