Tengo la inmensa suerte
de haber nacido en un valle,
rodeada de montañas,
de pinos y de olivares,
que todo el que lo visita,
se prende de estos lugares.
Son tan bellos sus paisajes
que puedes pasar las horas
mirando sin que te canses.
Sus arroyos saltarines,
con sus aguas transparentes.
Te puedes quedar dormido
escuchando su corriente.
Si miras a los pinos,
que en sus copas se mecen,
cuando los empuja el viento,
te dan sombra
para que te sientes.
O si quieres echar la siesta
en sus prados verdes
salpicados de amapolas
y margaritas silvestres.
O si miras para el cielo
con ese azul transparente
y sin humos que contaminen
y siempre está transparente.
Por eso todo el que viene,
se prende de este lugar
y no se quiere marchar. ALBA
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario