Quiero besar tu cara
que está marchita,
de tantas penas
que has pasado,
madre querida.
Quiero darte las gracias,
por haberme dado la vida,
y como prueba de mi cariño,
yo te escribo esta poesía.
Cuando te miro,
madre querida
y te veo tan viejecita,
con tus hermosos ojos,
tan apagados,
tu tersa frente
llena de arrugas,
tu voz trémula
como una niña,
tu cuerpo encorvado
andando muy despacito
que me pareces un pajarito.
Me apena tanto,
madre querida,
de verte tan viejecita.
Si yo pudiera a tu hermosa cara
devolverte la sonrisa
que me dedicabas
cuando era una niña,
más solo puedo abrazarte
y quererte,
y dedicarte esta poesía.
Tu hija Chon.
No hay comentarios:
Publicar un comentario