
como nunca quise a nadie.
Nos marcharemos los dos, lejos,
a ver hermosos paisajes.
A lugares tan remotos,
donde nunca estuvo nadie.
Y escucharemos el viento,
susurrando entre rosales, lirios,
campanitas blancas,
azucenas a raudales.
Me las pondré sobre el pelo,
cual cinta de madrigales.
Cogeré una nube blanca
de las que van por el aire,
y me haré un vestido
salpicado de estrellas, luceros y corales.
Vente conmigo, amor,
donde nunca estuvo nadie.
.
ALBA